martes, 13 de julio de 2010
España gana el Mundial
Después de las recepciones oficiales, los campeones se echaron a la calle. Les esperaba el fiel militarismo de una afición tan enloquecida como orgullosa que quería verlos y quererlos. Más de un millón de personas poblaron las calles de la capital y les acompañaron en su desfile victorioso.
El autobús descapotable partió de la calle Princesa. 'Campeones, impossible is nothing (Nada es imposible). El poder de la Roja conquista el mundo', eran los lemas que se leían en los costados del autobús, donde el dibujo de una enorme Copa del Mundo recordaba la hazaña conseguida.
Les fue imposible avanzar diez metros sin tener que parar. Se lo pedía la afición, que cantaba orgullosa "Yo soy español, español, español".
De Princesa a Plaza de España tardaron más de media hora, otra media hora se quedó en la Gran Vía y de ahí en adelante calle Alcalá, Cibeles, Neptuno y Atocha, llegada a Embajadores, parada en Puerta de Toledo, pasada rápida por el Palacio Real y final en la Explanada del Rey. Estaba previsto que llegaran a las nueve de la noche y lo hicieron dos horas después. Tardaron casi tres horas en hacer un recorrido que en coche apenas supone media hora. Les frenó la afición, que se echó a la calle loca de amor por sus ídolos, tanto, que el Ayuntamiento tuvo que solicitar que ya no acudiese más gente a la Explanada del Rey. Allí, otra fiesta y mismos protagonistas: los campeones.
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