domingo, 4 de julio de 2010
España pasa a las Semifinales contra Alemania
De la maldición a la historia (0-1)
España se mete en semifinales al ganar a una rocosa Paraguay con un gol de Villa, el ya pichichi del Mundial. Casillas paró un penalti y Villar le detuvo otro a Xabi Alonso en la siguiente jugada. Espera Alemania.
¡La maldición ya es historia! La noche del 3 de julio de 2010 no será recordada como el día en el que el enésimo golpe de mala suerte o alguien privó a una generación entera de ver a su país a un partido de llegar a la final de un Mundial. En el recuerdo quedará el gol de Villa que el palo esta vez no quiso rechazar sino que empujó hacia dentro; el penalti de Casillas que esta vez no se le escurrió a un portero español; y el empeño de un grupo con ganas de vencer a todo ese mal fario para seguir ilusionando a un país entero en su camino hacia la historia, la gloria o lo que sea que se sienta cuando se gana un Mundial.
España consiguió superar la barrera de los cuartos de final después de 60 años y se mete por primera vez en la historia en las semifinales de una Copa del Mundo. Ya estuvo a punto de entrar en la final de Brasil 1950, pero por entonces no era el mismo formato. Después vinieron años de decepciones que hoy no tienen cabida, pero que hacen aún más dulce lo conseguido por los de Del Bosque. Y España superó esa barrera con justicia, pero con mucho sufrimiento, como debe ser. Con un juego poco lúcido, pero ¿qué más da a estas alturas?
Espera Alemania, para nada sospechosa de tender otra madeja como la que le ponen todos los rivales que con su talento no pueden superar al equipo español. El equipo de Löw tiene una similitud con España. Quiere jugar y ganar con lo que tiene y es la que ha demostrado el mejor fútbol en este Mundial. Tampoco se le han puesto delante los mismos cerrojazos que a España. ¿Qué mejor manera de saber si España es la mejor del Mundo que medirse con los que mejor juegan ahora?
Fuera de la efeméride, España ha vuelto a decepcionar en lo que al juego se refiere, por lo menos en la primera mitad. Un tiempo entero para olvidar perdidos en la altísima presión física que han desplegado los paraguayos y la falta de apoyos de los españoles.
Cada vez que el balón le llegaba a Iniesta, Xavi, Villa o Torres, al menos dos jugadores encimaban haciendo muy difícil la progresión. A eso se le unía lo que pegaban, lo que el árbitro guatemalteco Carlos Batres les permitía y la lentitud de Alonso en la circulación, que hacía más fácil el repliegue paraguayo en cada balón que pasaba por su pies. Encima Paraguay asustaba al contragolpe. Resultado: ni una ocasión clara y un gol anulado a Valdez por fuera de juego dudoso durante el primer acto.
La segunda mitad iba encaminada por los mismos derroteros hasta que se llegó a una tanda de penaltis improvisada en pleno minuto 60. Antes entraba Cesc por Torres, de nuevo muy insistente pero gris. En una falta lanzada desde la izquierda, Pique agarraba con poco disimulo a Cardozo y el árbitro pitaba penalti. Era el momento del lamento, el del “¿otra vez lo mismo?” y el de un nuevo accidente que recordar de por vida. Casillas lo evitó. El capitán de la selección -que no había aparecido como suele hasta ahora- adivinó el lanzamiento de Cardozo a su izquierda y rompió con el pesimismo histórico vengándose de los penaltis que habían privado a la selección de ir siempre más allá.
La cosa se iba a poner aún mejor en la siguiente jugada. Villa se marchaba solo y era derribado cuando encaraba a Justo Villar. Del orden y la previsibilidad de la primera mitad a la locura. Xabi Alonso era el encargado de dar el golpe mortal a la moral paraguaya y lo hizo, pero Batres mandó a repetir el lanzamiento. Malo. En el segundo el meta guaraní calcó la parada de Casillas y el árbitro se comía un penalti más claro que el primero en el rechace a Cesc. La mala suerte volvía a aparecer y la moral mermada era de nuevo la española.
El partido estaba roto y la cordura no iba a volver, lo que beneficiaba igual que perjudicaba a los de Del Bosque. Quedaban menos de diez minutos y el pesimismo aparecía otra vez, pero apareció también Iniesta. Cogió una pelota a 15 metros del área, amagaba el pase y se metía hasta el borde del área con un eslalon. Tenía a Villa a la izquierda, pero se decidió por Pedro – que había entrado por Xabi Alonso- en la derecha. Lo dejaba solo ante Villar. Esa era, pero el balón se estrelló en el palo derecho de la portería paraguaya. ¿Otra vez? No, estaba Villa, que no todo lo que toca lo mete. Tiró con la derecha, la pelota pegó esta vez en el palo izquierdo, en el derecho y entró. Parecía increíble, pero el balón estaba dentro. Esta vez no se podía escapar.
Por detrás en el marcador Paraguay hizo lo que pudo. Balones al área, esperar un rechace y rezar. Dio sólo un susto: un disparo desde fuera del área que Casillas rechazó mal y que luego enmendó tapando un tiro rápido a Santa Cruz. Tres de descuento y final. Por fin el final deseado, sin maldiciones ni tonterías y España a seguir soñando y a alargar la historia que este sábado empezó a reescribir.
0 - Paraguay: Justo Villar; Verón, Alcaraz, Da Silva, Morel; Barreto (Vera, m.64), Riveros, Víctor Cáceres (Barrios, m.84), Santana; Valdez (Santa Cruz, m.72) y Cardozo.
1 - España: Iker Casillas; Sergio Ramos, Piqué, Puyol (Marchena, m.84), Capdevila, Busquets, Xabi Alonso (Pedro, m.75), Iniesta, Xavi, Villa y Fernando Torres (Cesc, m.56).
Gol: 0-1, M.83: Villa.
Árbitro: Carlos Batres (GUA). Amonestó a Piqué (m.58), Cáceres (m.59), Alcaraz (m.59), Busquets (m.63), Morel (m.71) y Santana (m.87)
Incidencias: Partido de cuartos de final del Mundial de Sudáfrica 2010 disputado en el estadio Ellis Park de Johannesburgo ante unos 55.000 espectadores. Antes de iniciarse el partido Justo Villar e Iker Casillas, capitanes de Paraguay y España, leyeron un manifiesto contra el racismo y la discriminación.
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